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Cuatro meses después del siniestro de Baltimore: Las claves de una gestión aseguradora en casos de crisis

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El siniestro ocurrido en Baltimore hace cuatro meses ha sido calificado como uno de los mayores siniestros de seguros marítimos de la historia, superando incluso a incidentes tan conocidos como el del Prestige o el Costa Concordia. Este ha generado numerosas preguntas sobre los seguros que intervinieron y las estrategias adoptadas para mitigar las pérdidas. Sin embargo, también ofrece una oportunidad para analizar las lecciones aprendidas que podrían influir en el futuro del sector.

Los seguros y las cláusulas clave en el siniestro

En un siniestro tan grande es fundamental saber qué seguros están implicados y cuáles son las cláusulas clave de cobertura. En el caso del siniestro de Baltimore, los seguros marítimos que van a tener más peso son principalmente el de Cascos y el P&I (Protection & Indemnity).

El seguro de cascos se encarga de cubrir los daños materiales al buque asegurado, incluyendo los daños por abordaje y la contribución a la avería gruesa o salvamento. Este tipo de seguro se rige por las condiciones inglesas ITC (Hulls) 1/10/1983, en su versión de 1/11/95, y posteriores actualizaciones. Una cláusula clave en este contexto es la cláusula 37 (versión 1/11/2003) para ‘objetos fijos y flotantes’ (FFO), que amplía la cobertura para incluir daños a estos objetos, siempre y cuando dicha ampliación haya sido negociada previamente.

Si la póliza de cascos no incluyese esta ampliación, la cobertura se limitaría a los daños al buque, mientras que el seguro de P&I cubriría el exceso de los ¾ más los daños ocasionados a terceros (asumiendo que no hay una negociación para ampliar a los 4/4). En este caso, el asegurador para P&I es un club de gran reputación y antigüedad en el mercado mundial, que cubre la parte de la responsabilidad del asegurado que exceda de la suma cubierta por la póliza de casco-máquinas.

La respuesta del sector asegurador

La respuesta del sector asegurador será crucial para mitigar y afrontar este incidente. Es notable que, pasados unos 50 días del siniestro, la aseguradora del puente ya realizó el pago al estado de Maryland por el límite de su póliza, demostrando liquidez y capacidad de respuesta rápida, una de las garantías fundamentales que ofrece el seguro en riesgos de tanta cuantía como es habitualmente el riesgo marítimo.

Impacto en el futuro del negocio asegurador

El impacto de este siniestro en el sector marítimo se puede analizar desde dos perspectivas: la económica y la estratégica.

Desde el punto de vista económico, el menos afectado del binomio Casco/P&I probablemente sea el seguro de cascos, dado que es un riesgo más controlado. Así mismo y a pesar de que el P&I aumente las primas, debemos considerar que este tipo de aseguramiento siempre ha sido desproporcionado en comparación con la naturaleza del riesgo que cubre, y parece injusto atribuir únicamente cualquier aumento de las primas al incidente de Baltimore, teniendo en cuenta que actualmente hay otros factores externos que también afectan a los riesgos de la navegación marítima y el comercio internacional, como pueden ser factores tales como la inestabilidad geopolítica o la inflación.

Sin embargo, la importancia real del siniestro de Baltimore radica en las lecciones aprendida y por aprender, y los cambios que podría generar en el sector asegurador. Este incidente obliga a los profesionales a analizar y revisar las cláusulas de los contratos, los convenios y las estrategias de gestión de riesgos. Es probable que se introduzcan cambios en la manera de asesorar a los armadores sobre las cláusulas de P&I y cascos, y que se contemple la conveniencia de ampliar ciertas coberturas para buques específicos o travesías particulares.
Además, este siniestro podría influir en la concepción de las pólizas relacionadas con negocios cercanos al puerto, incluyendo seguros de paralización y medidas de seguridad. Tal como hemos visto recientemente con las cláusulas de guerra, que han sido objeto de estudio y modificación, hasta que no se aplican ciertas cláusulas de los contratos, no se empieza a identificar los retos que nos plantean las mismas, y los grandes accidentes marítimos como este, tienen el potencial de impulsar la innovación y la mejora.

Conclusión

El siniestro de Baltimore, pese a ser trágico y costoso, ofrece una valiosa oportunidad para reflexionar sobre las estrategias para mitigar los riesgos.
La respuesta rápida y eficiente de las aseguradoras involucradas destaca la importancia de una gestión proactiva y bien planificada.

En el futuro, este incidente podría ser recordado no solo por su magnitud, sino también por las lecciones aprendidas y los cambios positivos que generó en el sector asegurador marítimo.

Andrea Jiménez | Coordinadora Equipo Transporte Marítimo y Aviación, Unidad de Siniestros.